Intenté recobrar la vista, pero no veo nada. Está todo negro. T ampoco recuerdo que ha pasado, ni si quiera sé quien soy y dónde estoy. Solo lo veo todo negro. Intento oír algo. Escucho voces... ¡Son voces! No las reconozco, pero están ahí. Están llamando a alguien... ¿Me llamarán a mi?
- ¡Despierta, vamos! - Decía una voz masculina irreconocible. Una voz que a su vez era preciosa y dulce.
De repente, noto como empiezan a mover mi cuerpo. Mis ojos empiezan a funcionar correctamente. Esa oscura negrura se va disolviendo lentamente. Todo empieza a coger forma. Miro a mi al rededor y veo a cuatro chicos mirándome fijamente.
- ¡Por fin! - Suspira uno de ellos, el más bajito. Como mucho medirá 1'67. Tiene el pelo negro hasta algo menos que los hombros. Brazos y manos llenos de tatuajes. Tiene una voz dulce y bonita. A su lado, un chico pelirrojo. Se le ve que ese rojo no es el suyo natural, pero a mi me gusta ese tono, es algo más alto que el anterior. Después hay un chico rubio, con el pelo hacia atrás. Es bastante alto y se parece mucho al anterior. Por último, un chico con una cara muy tierna y una melena rizada que le llega poco más de los hombros. Todos ellos me miran con asombro. Me acomodo sentada y miro a mi al rededor. Es un poblado destrozado. Todo está en llamas, incluso las casas. Todo está destrozado...
- ¿Dónde estoy? ¿Quiénes sois? - Pregunté
-¿No te acuerdas de nada? - Dijo el pelirrojo.
-No, no me acuerdo ni de quien soy... - Miré al suelo desganada. Era muy triste no saber ni quien eres.
-¿Qué tal si hablamos dentro? Aquí es peligroso - Sugirió el rubio.
El de los tatuajes, me ayudó a levantarme mostrándome una gran sonrisa de oreja a oreja.
- Me llamo Frank - No paraba de sonreír.
- Gerard - Sonrió el pelirrojo.
- Mikey... - Comentó tímido el chico rubio.
- ¡Soy Ray! - Dijo con entusiasmo el de la melena rizada.
Entramos a un lugar un poco siniestro...
